3 de abril de 2009

Justicia para Damián Correa


¡Justicia para Damián!


Damián Leonel Correa murió el 26 de marzo de 2008 mientras trabajaba en el laboratorio Maprimed S.A., empresa perteneciente al grupo Roemmers. ¡¡¡Su familia clama justicia!!!


Doscientos días de lucha

Por: Carlos Correa.(Papá de Damián) 14.10.08

Han pasado doscientos días desde que Damián partió. Doscientos ayes de dolor. Doscientos días de pena, de preguntas sin respuestas, de dormirse y despertarse pensando en él. De ver a una madre desconsolada y a sus hermanos desorientados...
Doscientos días de indiferencia e impunidad empresarial, de fiscales y jueces desconsiderados, de empleados ineptos, de respuestas sin contenido, de trámites engorrosos...
Doscientas flores en su tumba, doscientas promesas y juramentos, doscientas miradas al cielo, doscientas lágrimas, doscientas maldiciones, doscientas blasfemas a Dios, doscientos pedidos de perdón...
Doscientos interrogantes de cómo falleció. Si sufrió antes de morir. Si supo que se iba. De cuál fue su último pensamiento. De dónde está hora. De cuándo nos volveremos a encontrar...
Doscientas hipótesis y elucubraciones. Doscientas expresiones de pesimismo, de ver cómo la vida humana está totalmente devaluada. Doscientas lecturas de su causa. Doscientas pruebas contundentes...
Doscientos corazones abiertos. Doscientos abrazos sinceros. Doscientos oídos solidarios. Doscientas manos tendidas. Doscientos gestos de compromiso. Doscientas palmadas en la espalda. Doscientos llamados telefónicos. Doscientos mates compartidos. Doscientas palabras de aliento. Doscientos respetuosos silencios...
Sensaciones, eso sólo son lo que se siente ante semejante tragedia. Cada componente de mi familia lo metaboliza a su manera y yo como papá, aprovechando mi largo recorrido en esta profesión de periodista y -además de la inevitable asistencia profesional- hago catarsis escribiendo y contando públicamente los entretelones del caso que nos afecta.
Cada uno defiende sus objetivos con las herramientas con que cuenta y en mi caso, aprovecho como disparador este medio de comunicación donde trabajo, pero además, con toda humildad, puedo afirmar que tengo el plus de saber muy bien que no estoy solo en esta lucha, que hay doscientas computadoras y micrófonos esperando por mí y por ello, cuando crea que ha llegado el momento, mediatizaré el caso multiplicando mis demandas en la mayoría de los ámbitos periodísticos.
Este suceso es un punto de inflexión, un antes y un después, una bisagra en mi vida y en la de mi familia; a tal punto que el único temor que tenemos es que no se investigue debidamente la verdad y por carácter transitivo, no se haga justicia. El nudo gordiano es ese. Lo demás es insignificante y totalmente secundario y si bien seguramente habrá quienes se pregunten cuál es el objetivo final que perseguimos, nuestra principal aspiración es conocer la verdad y el mejor resarcimiento que podemos recibir, es que se instruya correctamente la causa, que se investiguen a fondo los motivos del “accidente” que motivaron su muerte y que Laboratorios Maprimed S. A. reconozca su negligencia.
Después sí, cuando no quede ni un cabo por atar, acataremos o (quizás) apelaremos la decisión de la justicia hasta las últimas instancias, porque si bien en un sistema democrático hay que saber respetar sus dictámenes -de acuerdo al cristal con que se mire- es una lamentable constante que quienes la ejercen, a la hora de bajar el martillo, suelen “fallar” de manera recurrente.



Un año buscando respuestas


Por: Carlos Correa.(Papá de Damián) 26.03.09

Pasaron 365 días de la tragedia que representó la muerte de Damián Leonel Correa y sin solución de continuidad, nuestras mentes estuvieron haciendo foco en un solo objetivo: Buscar las respuestas que nos lleven a conocer la verdad de lo que sucedió con nuestro hijo dentro de la planta de Laboratorio Maprimed.

Y ojo, que dije “buscar respuestas” y no “esperar respuestas”, porque eso fue lo que hicimos mi esposa y yo junto al permanente apoyo y compromiso de nuestros otros tres hijos. Esa fue la primera premisa, porque es bien sabido que en este país si uno se distrae, la justicia tiende a inclinarse por los poderosos y si bien no hay equivalencias entre una familia de trabajadores como somos nosotros y un monstruo como es esa empresa multinacional perteneciente al Grupo Roemmers, pese a la inferioridad de condiciones, le venimos dando pelea, ya que si hay algo positivo que nos dotó la naturaleza es de moral, la misma que por ahí no poseen algunos de los directivos del laboratorio, puesto que tenemos indicios que hasta le prohibieron a sus empleados y ex compañeros de Damián tener algún tipo de contacto con nosotros, so pena de ser sancionados.

No somos necios, entendemos el temor de esos trabajadores. Son nuestros pares y la mayoría son el único sustento de sus familias, por lo que comprendemos el contexto. Lo que molesta es la necedad empresarial, la carencia total de valores y ese tipo de actitudes extorsivas que son el mejor ejemplo de la crisis moral que está viviendo nuestra sociedad, donde la vida no vale nada y si uno es pobre, menos aún. ¿Si sorprende? No, ya nada nos sorprende, pero nos duele saber que nuestro hijo trabajaba en un lugar con ese tipo de seres humanos.

Eso sin contar el fallido ofrecimiento de colocar una placa recordatoria en la planta donde murió Damián, ya que imaginábamos que iba a ser el día en que se cumplía un año del suceso. Por esa razón tomamos contacto con el responsable de recursos humanos que quedó en llamarnos para consensuar el horario. Pero la devolución nunca llegó. Igual pudimos enterarnos a través de nuestros abogados, que la empresa estaría analizando la posibilidad de inaugurar un espacio que llevaría el nombre de nuestro hijo y ahí colocarían la placa. Lo que para nosotros representaría un gesto y de concretarse, sería un orgullo para nuestra familia, por lo que Damián era como persona.

Por suerte, la vida tiene matices y así como existen ese tipo de personas, como para equilibrar la cosa, hay otros humanos que dignifican la especie. La lista es larga y para no quedar mal con nadie, voy a poner como ejemplo a los amigos (así los sentimos) del Programa Las Víctimas Contra las Violencias, organismo perteneciente al Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Presidencia de la Nación, que son nuestro permanente elemento de consulta, que trabajan a teléfono abierto y que además del asesoramiento jurídico, nos respaldan emocionalmente, a tal punto que se han convertido en un canal de contención invalorable a la hora de atemperar nuestras penas.
¿Y la causa? Nobleza obliga, en los últimos meses ha avanzado bastante y la Fiscalía de Instrucción Nº 10 de los Tribunales de Capital Federal, la misma que al principio nos chicaneaba, ha cambiado de actitud y celebramos esa nueva postura, porque aunque suene reiterativo, nosotros sólo pedimos que la justicia investigue como corresponde y que después dictamine. Y a saber por los testimonios de los compañeros de Damián, de la tarea de la Policía Científica tras el accidente y de la pruebas acopiadas en los allanamientos que se hicieron en la oficinas y en la planta de Maprimed, se acrecientan las esperanzas para que nuestro hijo sea reivindicado haciéndoles tronar el escarmiento, no sólo para que en ese lugar no haya otros Damianes, sino también para que justicia argentina comience a dar algunos pasitos para intentar reconciliarse con la sociedad.

Y qué mejor que sea bajando el martillo a favor de quienes les asiste la razón, aunque en este caso, en detrimento de los poderosos, seamos la parte más débil.




AGRADECEMOS AL SEÑOR CARLOS CORREA Y FAMILIA POR CONFIAR EN NOSOTROS Y ACOMPAÑAMOS SU DOLOR EN RESPETUOSO SILENCIO

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