22 de abril de 2009

En vez de velitas, flores

En vez de velitas, flores

Por: Carlos Correa.- crcprensa@hotmail.com

El domingo19 de abril, Damián Leonel Correa hubiera celebrado sus 27 años de vida y si bien fue la segunda fecha de su cumpleaños en que ya no está físicamente entre nosotros, sentimos su permanente presencia en la mayoría de las acciones de nuestras vidas.

Porque desde ese nefasto 26 de marzo de2008, en que como todos los días fue a trabajar al Laboratorio Maprimed y no volvió más, pasó a ser la luz que ilumina nuestros actos, la guía que nos indica cuáles son los caminos que debemos transitar y aunque no descartamos que todo sea producto de nuestra imaginación, sentimos que en estos casi trece meses que pasaron desde que partió, nos fué poniendo sistemáticamente en el camino a las personas indicadas, a aquellos bien nacidos con el ánimo dispuesto a tendernos una mano con la más valiosa de las virtudes que tienen algunos humanos, como es esa genuina y sincera solidaridad, que cuando aflora sin hipocresías, se presenta desinteresadamente y totalmente desprovista de segundas intenciones.

Esa ha sido la llave maestra que nos abrió las puertas de la esperanza y sin esas actitudes contenedoras, sin el permanente afecto y compromiso con que mi familia y yo hemos sido honrados por un sinfín de amigos “cómplices” de los más variados ámbitos públicos y privados, estamos convencidos que hubiera sido imposible haber atravesado con optimismo y dignidad los muchos escollos que se nos presentaron y seguramente, hoy no estaríamos de pie, con la cabeza erguida y dispuestos a librar sin renunciamientos las últimas batallas que nos lleven a reivindicar a esta nueva víctima de la inseguridad industrial, cimentada en la irresponsabilidad, en la improvisación y sobre todo en la desidia.

Tenemos la sensación que la línea de llegada no está tan lejos. Es más, con un pequeño impulso creemos que en semanas más vamos a ganar la parte más importante de la carrera, cuando el Juzgado Nº 45 a cargo de la Dra. María Fontbona de Pombo, resuelva satisfactoriamente el cambio de carátula y donde dice “muerte dudosa” pase a tipificarse como “muerte culposa”, tal cual la solicitud que oportunamente le hiciéramos a la Fiscalía Nº 10 en lo Criminal de Instrucción que como defensora de nuestro hijo y en representación del Estado, realiza las acusaciones pertinentes. Esto no sólo es un ferviente deseo, también es lo que intuimos que finalmente va a suceder, pero fundamentalmente es lo que se desprende del contenido de las casi doscientas fojas que tiene la causa, donde se han acopiado pruebas contundentes y testimonios irrebatibles que según las consultas que hicimos con experimentados profesionales del Derecho, ameritarían una inminente definición a favor de Damián.

Ese es un dictamen que consideramos vital para alcanzar nuestros prioritarios objetivos, puesto que finalizado el proceso de instrucción, como resultado de esa etapa, la causa debería ser elevada a juicio y automáticamente se allanaría el camino para que la Justicia libere el cuerpo de Damián y le podamos construir la tumba que merece tener, debido a que como hasta ahora sus despojos se mantienen a resguardo ante un posible pedido de exhumación, esa asignatura todavía la tenemos pendiente.

Lo que vendrá posteriormente será otra historia, y como enfrente tenemos un adversario de temer, con vínculos poderosísimos, igual seguiremos supervisando el expediente para no tener que recibir alguna sorpresa non sancta y pese a que en ese día tan especial en vez de brindis familiar haya habido misa; en vez de torta de la abuela hubieron lágrimas y en vez de velitas, flores; estamos moralmente intactos y mentalmente preparados para afrontar estoicamente los próximos avatares jurídicos que seguramente pretenderán torcer el corolario de esta historia.

Pero como no dejamos de creer en las instituciones, mantenemos el optimismo que si la balanza está bien equilibrada y el martillo se baja con firmeza, sin temores y con convicción, la sentencia no puede tener otra lectura que la esperada, lo que traerá como consecuencia ya no un pedido de reparación, sino un suspiro de alivio que nos motive a gritar a los cuatro vientos que como premio consuelo a nuestra encarnizada lucha, al final del camino se hizo realidad nuestro permanente y obsesivo clamor reclamando ¡¡¡Justicia para Damián!!!

Después de eso, nada. Yo al menos no pido más. Que el supremo disponga de mí y si quiere -al igual que mi hijo- me muero junto con la tarde.

1 comentario:

El Abuelo dijo...

Hola. Mi página "Fanáticos por el fútbol" se está renovando, prepárate para el gran cambio que está por venir, este 1 de junio verás el cambio de mi página porque cumple un año. Saludos.

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Te espero el 1 de junio